Es un día bonito en España a finales de los años 70.
Nos encontramos con unos chicos energéticos que sacan un carrito y nos llevan a
un edificio enorme. Allí, empiezan a interpretar una canción de ‘pop
psicodélico’ que combina perfectamente con la estética punk de los cantadores. Alaska y los Pegamoides, con su nueva
ola de música, nos dan la bienvenida a una nueva era de libertad y abundancia –
todo realizado en un hipermercado.
Alaska, que se considera una parte muy importante no solo de
la escena punk rock en España, sino también de la música de la Movida Madrileña, lanzó “Horror en el
hipermercado” en 1980 como un sencillo debut. La canción es un comentario
social sobre la cultura del hipermercado que recientemente había llegado a
España en esa época. Muestra el cambio desde la sociedad de insuficiencia y
censura de la dictadura a una sociedad que tiene grandes cantidades de todos
los productos de consumo, y el libre albedrío de comprar lo que se quiere. El
hipermercado es un monolito de la civilización moderna y es más de moda ir de
compras ahí que a un mercado. Sin embargo, Alaska
muestra que con una sociedad más libre y globalizada, se producen otros
problemas.

El hipermercado, una invención extranjera, lleva una selección de ultramarinos
con conservantes extraños y químicos desconocidos. Además, las cosas vienen con
el control sanitario estricto y las etiquetas nutricionales, que también es una
nueva práctica. Alaska explica como esta
sobrecarga científica y venta de productos extraños crea un sentido de preocupación
de lo que se compra y consume. Como consecuencia, clientes habituales como Mari
Pili, a la que se refiere muchas veces, tienen miedo en vez de tener hambre cuando
pasan por el hipermercado. Esto causa el “Terror en el hipermercado” y “Horror
en el ultramarinos” sobre el que cantan.
El vídeo, con las partes de la maniquí ejemplifica cómo
el hipermercado, por los envases y las etiquetas, crea una brecha entre los productos
de consumo y la alimentación que al fin se toma. Fue filmado en el primer
hipermercado en Madrid, que Alaska
usa perfectamente para representar el mundo casi distópico del capitalismo y la
regulación. Los cantantes, con su ropa moderna y llamativa y joyas de plástico,
personifican la situación de los productos envasados y procesados. El ritmo
rápido de la canción capta la vida acelerada del cliente y la urgencia creada
en conocer todos los componentes de un alimento.
En conclusión, “Horror en el hipermercado” es una
canción pegajosa y original que ligeramente revela la ansiedad del consumidor
en un lugar como el hipermercado. Aunque parece una canción pop típica con
cantantes en disfraces excesivos, en mi opinión es un discurso importante sobre
la recepción de la globalización por el consumidor.
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